En estos últimos meses, son muchos los aspectos que han dado un giro radical al escenario económico a nivel mundial: iniciamos una nueva realidad tras salir de una pandemia, que nos ha afectado tanto económicamente como a nivel social; vivimos una guerra de Ucrania que está afectado a toda la economía mundial pero, especialmente, a la europea; unos tipo de interés en alza donde, en la Unión Europea, posiblemente llegarán a alcanzar entre el 2% y el 4%; una inflación desbocada y un riesgo elevado en los tipos de cambio, especialmente en el euro frente al dólar, ya que muchos flujos monetarios, por la inestabilidad europea, se están trasladando al dólar. Con lo que, para muchos economistas, parece inminente una recesión económica mundial, mientras que, para otros, la recesión ya ha llegado, pero aún no se quiere tener consciencia sobre ella.
Muchas de las ayudas que socorrieron a nuestras empresas en la pandemia, como los créditos ICO o los ERTE, han dado un buen pulmón de oxígeno a las compañías, pero ya hay que empezar a amortizar esos capitales y, con el resto de variables económicas en contra, la situación se plantea insostenible en muchas industrias y sectores.
Por ello, muchas empresas están viéndose abocadas a la liquidación concursal o, en algunos otros casos, a la venta de la empresa o de alguna unidad o unidades productivas de la misma. En línea con esto, el pasado 26 de septiembre entraba en vigor la Ley 16/2022 de reforma del texto refundido de la Ley Concursal en aras de dar mayor alivio a las empresas que van a atravesar momentos muy complicados en los próximos meses.
Cabe destacar que, en los últimos meses, hemos notado que la pandemia ha impulsado a reajustar la estrategia y portfolio de todas las empresas. Esto implica una necesidad de fuerte inversión en digitalización y tecnologías centradas en el cliente para prosperar y ganar músculo dentro del sector, lo que muchas organizaciones no se pueden permitir con su actual posición financiera.
Las fusiones y adquisiciones están siendo la opción estratégica preferida de las empresas buscando acelerar su crecimiento o/y supervivencia, así como ganar competitividad en el mundo post-pandémico. Lo que ha puesto de manifiesto la voracidad de compras por parte de grandes multinacionales de empresas más pequeñas y de la introducción, en determinados sectores, de ciertos fondos con audaces intenciones de inversión.
¿Cuándo es importante realizar una valoración de empresas?
En este sentido cobra gran importancia la valoración de empresas, pero se tiene la idea equivocada, que se debe valorar una empresa sólo cuando se va a vender o a comprar, sin embargo, existen otras razones significativas para realizar este proceso. Las adquisiciones y ventas de empresas son razones importantes, pero también lo son las fusiones, el relevo generacional (herencias), las valoraciones fiscales y patrimoniales, la compraventa de acciones, la necesidad de financiación para la empresa, la valoración de activos intangibles, la capitalización de la empresa o la suspensión de pagos.
Entonces, ¿para qué realizar una valoración de empresa? Diría, simplemente, que para estar preparado. La valoración de empresas adquiere todo su protagonismo en los procesos de adquisición y venta, pero también, como hemos enumerado anteriormente, para otro tipo de situaciones.
En muchas ocasiones, la voluntad de vender una empresa no coincide con la idea que los propietarios tienen acerca de su precio. Si te enfrentas al proceso de venta de tu compañía, el principal instrumento con el que cuentas es la valoración de tu empresa.
Valor de empresa VS Precio de venta
Pero es aquí cuando debemos diferenciar valor de una empresa de precio de venta. Se entiende por Valor de una empresa como una cantidad monetaria que ha sido calculada mediante un análisis, más o menos técnico, el cual se fundamenta en unos datos objetivos y contrastables. Se entiende por Precio de una empresa la cantidad resultante de un proceso de negociación más o menos complejo entre dos o más partes. Para llegar al precio es necesario previamente realizar una valoración.
La valoración de una empresa es un trabajo técnico y, para ello, se debe contar con un equipo que tenga amplios conocimientos específicos y experiencia en este tipo de operaciones. Vaya por delante lo siguiente: no hay ningún método perfecto para valorar una empresa. Las empresas tienen un único precio, que será aquel que el comprador y el vendedor estarán dispuestos a negociar, pero diferentes valores según cual sea la motivación del potencial comprador o la de su actual propietario. El proceso de valoración tiene intención de proporcional una orientación del precio de compra-venta.
Cómo llevar a cabo la valoración de una empresa
Diferenciamos tres categorías de valoración de una empresa: métodos estáticos, métodos dinámicos y métodos comparativos o por múltiplos. Dentro de cada una de estas categorías podemos diferencias, a su vez, varios métodos, que se relacionan en el siguiente cuadro:
La valoración de empresas, con independencia del método de valoración elegido, es un proceso en el que se cuantifican tanto elementos objetivos como subjetivos. Así se tienen en cuenta variables como el patrimonio de la empresa, la posición competitiva que ostenta dentro de su sector, el posicionamiento de la marca, tipo de clientes, el nivel de financiación, sistemas retributivos, tipos de mercados en los que opera… Mediante este proceso de análisis integral de la compañía se determinarán los elementos creadores de valor y se podrá concretar un rango de valor de la misma como punto de partida para determinar el precio de venta/compra.
El asesor especialista en F&A, independientemente de la fase de la operación en la que el cliente haya solicitado su colaboración y de la naturaleza y alcance de su trabajo, debe conocer la transacción desde su inicio hasta su finalización, de cara a estar al tanto de la estrategia, las necesidades y los puntos de apoyo técnico que va a requerir su cliente. Debe enfocar su trabajo adecuadamente para, en buena medida, poder asegurar, de forma razonable, el cumplimiento de las expectativas del cliente. En la mayoría de los casos, se trata de operaciones complejas y de un plazo no inferior a un año y, durante este proceso, debemos asegurar que el cliente lleve a cabo la operación en las mejores condiciones posibles, protegerle de riesgos y optimizar el precio.
La compra o venta de una empresa o de una unidad de negocio es una operación compleja y extraordinaria que atiende a diferentes factores y que exige un buen asesoramiento. Contar con un buen asesor es imprescindible para garantizar una ayuda de calidad que reduzca riesgos y maximice el éxito de la operación. En todos los casos, sea la razón que sea el motivo que lleve a realizar una valoración de este tipo, se trata de ponerse a disposición del cliente para cubrir cualquier escenario posible que se produzca y acompañarle en cualquier circunstancia durante el proceso, si así lo desea.
En GEFISCAL ETL Global, a través de nuestra Área de Control de Gestión, nuestro equipo de asesores estará encantado de ayudarle en el proceso de valoración de su empresa. Puede solicitar presupuesto en los teléfonos 919 545 414 o 927 248 400.
Gema Corrochano González Directora Control de Gestión |